naufragio

Soneto monorrimo a Miles


Soneto monorrimo a Miles

Pienso a veces, por fatalismo innato:
Ya no puedo con todo, igual me mato
y cedo ante un efímero arrebato
irreversible, estúpido, insensato.

Y, aunque se me apodere este conato
persistente y tenaz -este relato
de miedo que me cuento-, de inmediato
el ruido de mis llaves -cual silbato-

le pone en guardia -está un poco cegato:
quizá sabe quien soy por el olfato-
y, tras cumplimentar por largo rato

los mimos que me exige por mandato
-él come de su bol, yo de mi plato-,
la vida me da tregua y firmo el trato.

No sé qué es lo que haría sin mi gato.

No se acaba

No se acaba

Igual que si estuvieras siempre al borde
de caer por el cuello de un reloj
de arena movediza, o bien, de ahogarte
rendido en el hondón de una clepsidra,

sientes el tiempo que te queda -escuchas
un incesante acúfeno endiablado
que va atenaceándote el oído-
y los momentos buenos, cuando llegan,

resultan cada vez más esporádicos:
tan fútiles y efímeros que piensas,
al cabo, que sería preferible

que en adelante no se presentaran
o que pasen de largo, inadvertidos,
por no aferrarte a vanas ilusiones.

No se acaba el declive cuesta arriba.

Estrambote desplomado


Estrambote desplomado

Cansada como estás de mis habituales
entradas de caballo y paradas de borrico,
de mi euforia abatida a las primeras de cambio
cuando empiezo en sprint tus carreras de fondo

y de la glosolalia que, en un frustrado empeño
de explicarte el motivo de mi comportamiento
cuando me lo requieres, acierto a balbucir
para tu desespero y mi estupefacción,

has decidido al fin, tras cien mil advertencias
-te agradezco infinito lo mucho que has tardado-
dejarme a la deriva por no ahogarte conmigo:

y desde mi impotencia contemplo horrorizado
cómo mi alejandrino disparado hacia ti
-incapaz de saltar sobre la última valla-

tropieza en la cesura.

No sé qué puedo hacer


No sé qué puedo hacer

No sé qué puedo hacer para ayudarte
ahora que se expande la distancia
en toda su protáctil magnitud
y al fin y al cabo no me necesitas

(tampoco es que supiera comportarme
mejor durante el tiempo que estuvimos
apenas a un vulgar tiro de piedra
que a punto estuvo de sacarte un ojo).

Seré de -no me cabe duda alguna-
mayor utilidad en adelante
si sigo, en realidad, como hasta ahora

perdido en este atajo laberíntico
en el que me extravié buscando a tientas
el más corto trayecto hacia tu olvido:

una infinita línea geodésica.

Frío

 


Frío

El gato duerme al borde
de nuestra cama:
yo meto un pie debajo
de sus entrañas
y el otro, en recompensa,
le hace de almohada.

Así afrontamos juntos
-confianza vana-
los miles bajo cero
grados que alcanzan
dos almas arrecidas
desde tu marcha.


Perdón


Perdón

No te mereces todo este calvario
que te hecho padecer y sé que es triste
-que te has ganado el cielo que no existe-
ser causa del rumor del vecindario.

Si tengo un corazón, el del sicario:
yo te advertí, y te lo tomaste a chiste,
-te abrí la puerta pero no te fuiste-
que soy más de maleta que de armario.

Y, créeme, te juro que lo siento,
que hubiera preferido estar atento
y no dejar sangrando esta sutura:

haber estado, igual que tú, a la altura;
saber querer sin dar con todo al traste
y ser mejor que el que por mi dejaste.

Canción de cuna

Canción de cuna
Sofoca tus sollozos
y aunque esta tarde
nos haya abandonado
sin importarle
duerme, su niño, y sueña
que soy tu padre.

Desbocado

Desbocado
Me has devuelto las riendas de la vida al pedírtelo
tras un inadmisible alarde de arrogancia
al pensar que sería capaz de relevarte
en tu ingrata tarea de dar luz a mi mundo,

y apenas he logrado conducir mi existencia
tan mal como Faetón el carro de su padre
cuando creyó que estaba de sobra preparado
para mostrarle a todos que también él podía.

Auge, Anatole, Musia y el resto de las Horas
desde entonces se empujan y se zancadillean
y así pasa el caótico transcurrir de mis días.

Lo que era un majestuoso -cuando estabas al mando-
viaje en Orient-Express ahora es un terrorífico
trayecto interminable en el tren de la bruja.

Un auto en la cuneta con la 'L' ensangrentada.


Amargo Armisticio


Amargo armisticio

Ayúdame a firmar este amargo armisticio:
es hora de reunir las fuerzas que no tengo
para hacer el recuento que ofrezca el resultado
veraz, y no me queda claro tras redactar

el infinitamente largo parte de bajas
si acabo de rendirme sin condición alguna
poniendo mi cabeza a merced del verdugo
-ejército que exhausto sucumbe al fuego amigo-

o de ganar la última batalla encarnizada
-tropas de ocupación en su propio terreno
que logran confiscar como únicos despojos

arcones que atesoran polvo, huesos, cenizas,
vasta tierra quemada, patria irreconstruible,
perdidas posesiones antaño solariegas-

de una perpetua guerra civil contra mí mismo.

Ausencia e insomnio


Ausencia e insomnio

Has dejado esparcida por la casa
tu ausencia como prenda de un empeño
que no devolverás y sin embargo
impide que se ocupe tu lugar.

No sé si no te has ido o si ya estabas
antes de estar y sigues donde siempre:
un inmenso escotoma negativo
quizá capaz –si desapareciera-

de alumbrar con vestigios de victoria
este sombrío campo de batalla
que emborrona un demonio en las paredes

que observo desde el lado de la cama
que no oso traspasar pues aún confío
en volver a escuchar cómo te quejas

por llevarme tu parte de la sábana.

Ars cinemática

 


Ars cinemática
Qué facil que lo tuvo Andrei Tarkovski
para llevar a cabo Sacrificio
y qué escasos los méritos de Bergman
respecto a El manantial de la doncella.

Molander, Dreyer, poco se esforzaron
al trasladar al cine La palabra
de Kaj Munk y tres cuartos de lo mismo
Luz silenciosa, de Carlos Reygadas,

el segundo episodio para el díptico
El amor, de Roberto Rossellini 
o el santo a su pesar de Edward Dmytryk.

La fórmula consiste en persignarse
proclamar luces, cámara y acción
y esperar a que Dios obre el milagro.

Su futuro

Su futuro
Después de ver de nuevo una película de esas que tanto disfrutaban juntos y que ahora ha de mirar en solitario porque ella no es capaz ya de seguirlas ha vuelto a vislumbrar el desenlace que advierten los doctores que le espera cuando el avance de la enfermedad -y la medicación que la combate- lleve a que se le cuelen las palabras por un inaccesible sumidero que trocará su entorno en mapa mudo,

y ha pensado también que habrá esporádicas,
fugaces, treguas en que sienta cómo
renacerá el amor al escucharle

llamarle nuevamente por su nombre.

Soneto en verso blanco con estrambote escrito al dorso de un aviso de revisión de la instalación de gas de casa de tus padres

Soneto en verso blanco con estrambote escrito al dorso de un aviso de revisión de la instalación de gas de casa de tus padres
Lo mismo que le ocurre a mis poemas, que solo se sostienen por la métrica -y a duras penas, si es que se sostienen-, le ocurre por tu amor a mi existencia: al fin y al cabo tiro con lo mínimo bastante más que bien pues es el único ejemplo en el que al menos se equipara lo necesario con lo suficiente. Me planto ante esta árida hoja en blanco y no le sé insuflar vuelo poético: por mucho que lo intente ya no encuentro metàfora que pueda compararse a sentir que aunque ya no se realicen ninguno de los sueños que anhelamos me sobra estar aquí sin más contigo.

Tedio

 

Tedio

Hay tardes en que el tedio te atenaza
y te impide atender obligaciones
con las que te atormenta la conciencia:
se aproxima fatal la fecha límite.

No puedes concentrarte en la lectura.
Afuera llueve azufre y hay goteras.
¿El cine? La invención sin porvenir
que ya pronosticara Louis Lumière

y no encuentras pasable ningún disco
que no hayas escuchado cien mil veces
antes de haber cumplido treinta años.

Nada nuevo te sirve y lo que un día
lo hizo ahora te asfixia lentamente
como un gas al que no le han añadido

el olor que te advierta del peligro.

Mañana será otro día


Mañana será otro día

Se te ha pasado el plazo de gestión
de un trámite tedioso que podría
hacernos mejorar sustancialmente
la incierta situación que atravesamos

(casi mejor que nunca, en todo caso,
y no te cuento si la comparamos
a la de tantos miles –más no sirve
de mucho aquí el consuelo de los tontos-).

El de hoy ha sido un día -como todos-
de planes que se han ido por la borda
y estoica aceptación de los designios:

que no te llegue tarde este poema
que dice que estaré contigo siempre
el tiempo que tenemos por delante:

que al menos aunque fuera estemos juntos.

I'm Back

 

I'm back

Sé que puedo volver si me apetece:
te has teñido las canas que tornaron
tu pelo blanco el día de mi marcha
y no has movido un mueble de su sitio.

El gato se murió y has adoptado
otro que hoy se diría un clon de Argos
y duerme, para que me reconozca,
desde cachorro entre mi ropa sucia.

Lo mismo que el marido de la historia
de Tatsumi preparas mi regreso
y harás como si no me hubiera ido.

Siendo el que fui me bañaré en las aguas
del mismo río hasta que me menciones
como algo irrelevante que ahora fumas

y tienes que salir a por tabaco.

Copla



Copla

El beso de buenas noches
y el café por las mañanas,
que el despertador no suene
en todo el fin de semana.

TikTok

TikTok

Sólo existo de fiesta o preparándola.
Mi juventud será reproducible.
Me entrego a mi existencia virtual
que es más vida y mejor que la que llevas.

Convierto a los cantantes en ventrílocuos
que han postrado su voz a mi servicio
-su música es la esclava de mis pasos
de baile: todos miran, nadie escucha-.

Exhibo por las redes el talento
que dicen que no tengo pero envidian
y avala mi legión de seguidores.

Tu mundo no es mi mundo y ya no existe:
el mundo es mío -y soy de un algoritmo
igual que tú, aunque reino en sus dominios-.