naufragio

Soneto blanco con estrambote cervantino


Soneto blanco con estrambote cervantino

No queda un haz de luz: sólo la noche
negra y una pizarra cenizosa
con un tizón por tiza en la que trazas
troncos y sierras, zetas, ovejitas

-cerdos de San Martín barranco abajo-
que emiten al formarse un estridente
treno en que se transforman las canciones
de cuna que escuchabas de bebé.

Arruyo, arroyo, rayo, remolino,
maelstrom que regurgita atronadoras
notas sinusoidales perpetradas

por un coro de niños moribundos
que va desgañitándose en colérico
chirriar que te taladra los oídos

hasta que sin aviso
después de un estallido de silencio
contra todo pronóstico amanece.