naufragio

Canción de cuna

Canción de cuna
Sofoca tus sollozos
y aunque esta tarde
nos haya abandonado
sin importarle
duerme, su niño, y sueña
que soy tu padre.

Desbocado

Desbocado
Me has devuelto las riendas de la vida al pedírtelo
tras un inadmisible alarde de arrogancia
al pensar que sería capaz de relevarte
en tu ingrata tarea de dar luz a mi mundo,

y apenas he logrado conducir mi existencia
tan mal como Faetón el carro de su padre
cuando creyó que estaba de sobra preparado
para mostrarle a todos que también él podía.

Auge, Anatole, Musia y el resto de las Horas
desde entonces se empujan y se zancadillean
y así pasa el caótico transcurrir de mis días.

Lo que era un majestuoso -cuando estabas al mando-
viaje en Orient-Express ahora es un terrorífico
trayecto interminable en el tren de la bruja.

Un auto en la cuneta con la 'L' ensangrentada.