Amargo armisticio
Ayúdame a firmar este amargo armisticio:
es hora de reunir las fuerzas que no tengo
para hacer el recuento que ofrezca el resultado
veraz, y no me queda claro tras redactar
el infinitamente largo parte de bajas
si acabo de rendirme sin condición alguna
poniendo mi cabeza a merced del verdugo
-ejército que exhausto sucumbe al fuego amigo-
o de ganar la última batalla encarnizada
-tropas de ocupación en su propio terreno
que logran confiscar como únicos despojos
arcones que atesoran polvo, huesos, cenizas,
vasta tierra quemada, patria irreconstruible,
perdidas posesiones antaño solariegas-
de una perpetua guerra civil contra mí mismo.