De mística inmasticable
De mística inmasticable
Pasados unos años todo encaja,
la trama va adquiriendo su sentido;
se trata de aceptar lo inasumible
así como quien no quiere la cosa.
Y llega un día en que, antes de acostarte
y decidir que aún siendo entre semana
no habrá despertador que programar,
reniegas de la vida y la concibes
como una guerra santa que has librado
en el bando de un dios no verdadero
cayendo en la batalla y en la cuenta
-al darte con la puerta en las narices
aquí, en el más allá- de que era un fraude:
que el Otro era el que existe y el que tiene
reservado el derecho de admisión.
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