naufragio

Ante el lomo de 'Haciendo planes' de Karmelo C. Iribarren (Poema frustrado y largo)


Ante el lomo de Haciendo planes de Karmelo C. Iribarren (Poema frustrado y largo)

Lo tienes ya unos días apilado
en las estanterías de la casa
que pronto dejarás -se te ha pasado
otro mes de alquiler, con la mudanza,
que sabes que no puedes permitirte-:
al menos se ha librado, de momento,
de estar guardado a oscuras en las cajas
-chafado, apretujado, en compañía
de vete tú a saber qué otros poetas-
que vas amontonando por decenas
a un ritmo al que, si no te das más prisa,
seguramente nunca acabarás.

Qué poco que duró su novedad
ésta vez, has pensado, y rememoras
que en otro tiempo el día señalado
de la publicación nunca llegaba
a causa de la inmensa expectación
-los dos que le sacaron Huacanamo
¿te acuerdas cómo fueron precedidos
de varios días yendo a librerías
por ver si había llegado antes de tiempo?

Te paras a pensar lo que le debes
sin que él lo sepa y dices: Casi todo
y casi sin el casi ¿que exagero?
¿Por quién si no la hubieras conocido?
Ya no sabes si fue ella o fuiste tú
quien se puso en contacto cibernético,
el caso es que da igual: sólo teníais
en común la poesía de Karmelo
-el gusto por la misma, se comprende;
y en un principio, claro, de manera
que nada te costó romper el hielo-
y fue por su perfil -hablo del facebook
los días que su facebook era un ágora-
que poco a poco fuiste conociendo
al único -ya ves que dicho así
se dice pronto, y conste que lo dices
por vez primera- amor correspondido
de tu hasta entonces anodina vida.

Empiezo, empiezas -el sujeto lírico
se te confunde, pierdes facultades-,
he empezado a escribir este poema
tras repasar Seguro que esta historia
te suena -no querrá que no me suene
si la he leído veintitantas veces-
y constatar su huella inalterable
-igual que tantas veces: veintitantas-
mientras pensaba en el escaso caso
que injustamente le he hecho a Haciendo planes,
y me he dicho quizás hasta le harían
gracia estas líneas tontas que hoy escribo
-si no hablaran de él, naturalmente,
o al menos fuera él mismo quien se hablara-.

Y he intentado sin éxito -a las pruebas
escritas me remito- echar el resto
-lo poco que me queda- en un poema
que luche y que consiga mantenerse
en pie -pese a los golpes y caídas-
hasta el último verso. Como sabes
-frustrado imitador- que sólo saben
hacerlo los mejores de los suyos.

Via crucis


Via crucis

He salido de casa y he bajado
-cadalso inverso en rampa- la escalera.
Buscando ya en la calle suelo firme
como un ahorcado en su última patada,

he echado en una esquina una limosna
-lo poco que tenía- a un andrajoso
dios borracho que vive en la indigencia
y he apresurado el paso inamovible.

Refulgiendo por las alcantarillas
el infierno tiraba de mi vértigo
y he alcanzado en el último momento

una hilacha de nube decreciente
que me ha lanzado un ángel (de inmediato
ha caído en barrena: alas plegadas).

Quise trepar y he destejido el cielo.