naufragio

Con Air

Con Air

Da igual la edad que tengas, te la pones
solo en el comedor y se convierte
en un cine alquilado a los colegas
y vuelves a tener los diecisiete 

como Violeta Parra y se oye el timbre
y es el repartidor de Telepizza
y crecen palomitas en tus manos: 
mas no vence a la vida el espectáculo. 

El bueno triunfa, el malo pringa, el monstruo
de Frankenstein no daña a la chiquilla;
se muere a discreción y sólo importa

que salve al conejito de peluche
que trae como regalo a su Telémaca
el héroe de expresión performativa:

Te voy a demostrar que Dios sí existe.

Scherzo


Scherzo

Hoy no me sale más que un simple scherzo
-tendré que pronunciarlo en castellano
para fijar el ripio chabacano-
digno de la perícia de un mastuerzo:

igual que en Zaragoza contra el cierzo
pugno para enfrentarme, pero en vano,
al reto de escribir -encima a mano-
otro poema que con cero esfuerzo

podría haber compuesto igual de mal
cualquier inteligencia artificial.
Así vuelvo a firmar otro fracaso

-retuércete en tu tumba Garcilaso-.
¿Y el toque humano? Puede irse al carajo:
que suba otro si quiere, yo me bajo.