naufragio

Enmienda


Enmienda 


Yo también me arrepiento de haber sido
joven en otro tiempo -en otra vida-
por suerte superado sin secuelas
de mayor importancia, cuando menos:

una noche de insomnio pasajera,
un pinchazo en el globo del orgullo,
un momento de lucidez extrema
que puedas apartar con sensatez.

A eso se reducen mis pesares:
un lamparón en traje inmaculado
que apenas deja huella si se frota.

Qué desperdicio de treinta y tres años,
de esperar sin saberlo a que llegaras:
inapelable prueba absolutaria

al límite del plazo perentorio.

Pena máxima (fractura múltiple)

 


Pena máxima (Fractura múltiple) 

Supongo que de niño descollaba
driblando con acróbata destreza
frente a desconcertados delanteros
sin traspasar las lindes de mi área:

Emplea en la defensa un aguerrido
celo propio de guardia pretoriana
se leía en diarios deportivos.
Hasta que me obligaron a avanzar.

Desde entonces no he dado pie con bola
y he sacado -en las raras ocasiones
en que acerté- tan solo una fractura

del proximal extremo del maldito 
quinto metatarsiano: futbolista
de imperfecta osteogénesis que lanza

con un balón de piedra los penaltis.

Cansancio


Cansancio


Cansancio, sueño, insomnio, miedo, hastío
y un generalizado malestar
punzante en cada poro de mi cuerpo
que ríete del mal de amor de Lope.

Las manos deformadas por el rezo,
un desespero tal que se diría
que el gato apenas puede consolarme,
y el campo de visión abigarrado

por esta sempiterna palinopsia:
la estática secuencia de tu marcha
tras mis irrevocables exabruptos.

No paro de dar vueltas en la cama
sin lograr el efecto estroboscópico
que pueda organizar esta vorágine.

No dejas de alejarte y no te vas.