Para que no se tome tan a pecho
los fatuos comentarios que se siguen
de la celebridad del aristócrata,
Armancia advierte a su estimado Octavio:
¿Pretende acaso hacer que un mentecato,
sólo por el honor de hablar de usted,
acierte a decir cosas ingeniosas?
-cito de la novela de Stendhal-.
Independientemente del propósito
los necios siempre dicen necedades
por más que elijan temas distinguidos.
De lo que en la sentencia nos concierne
algunos de nosotros deberíamos
sacar la pertinente conclusión:
normalmente es mejor no abrir la boca.
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