Supongo que de niño descollaba
driblando con acróbata destreza
frente a desconcertados delanteros
sin traspasar las lindes de mi área:
driblando con acróbata destreza
frente a desconcertados delanteros
sin traspasar las lindes de mi área:
Emplea en la defensa un aguerrido
celo propio de guardia pretoriana
se leía en diarios deportivos.
Hasta que me obligaron a avanzar.
Desde entonces no he dado pie con bola
y he sacado -en las raras ocasiones
en que acerté- tan solo una fractura
del proximal extremo del maldito
quinto metatarsiano: futbolista
de imperfecta osteogénesis que lanza
con un balón de piedra los penaltis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario