- Me encuentro perdido.
- Parecía latir, pero ya no era más que un corazón con goteras.
- El periódico del bar: ése sutil derecho de admisión ideológica.
- Unos pocos meses en el núcleo de la engañifa independentista y -como sin duda ocurriría ante cualquier otra presión totalitaria- confirmo mis peores sospechas: yo también soy de los que callan.
- ¡Parad el mundo que quiero bajarme!- gritó.
Y conducía él.
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