Abrázame tan fuerte como puedas:
igual que si mañana no existiéramos
ninguno de los dos y nos fundiésemos
hasta chocar tu pecho con mi espalda.
Abrázame y -sin darte explicaciones
que no puedo ofrecer ni que creerías
en caso de tenerlas- ven conmigo
o quédate un momento para siempre:
no tengo más remedio que aferrarme
a la estabilidad del fugitivo
la noche del reencuentro con los suyos
a punto como están de darle caza
las mafias y demás autoridades
que tantos meses llevan en su busca.
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