Me invade un desconcierto abrumador
enfrente de los números en rojo
-la imagen con el saldo en las ojeras-
al consultar la cuenta del espejo.
Ninguna explicación satisfactoria
tras leer entre líneas cada página
del libro en blanco intonso de mi vida,
sólo esta interminable y sinuosa
ristra que van formando mis errores
por ver si se convierten en rosario
con el que estrangularme mientras rezo:
las migas que he dejado en el camino
y se ha comido el pájaro del tiempo
buscando un ponedero en el futuro
donde descascarar su propio huevo.
